Dentro del culto católico, son numerosos los ornamentos utilizados por parte del sacerdote durante el oficio religioso, y es evidente que, la ceremonia de la Eucaristía es el culto más importante dentro de la religión cristiana, es el rito principal emanado por Cristo para conmemorar las enseñanzas que volcó. Dentro del ceremonial, prestamos especial atención a las palabras “mi paz os dejo, mi paz os doy” (Juan 14:27), ellas dan lugar al rito de la paz, y en este momento de la ceremonia entra nuestro objeto a examinar, los portapaces.

Definimos portapaz como un elemento religioso cristiano que adquiere la forma de una placa o plaqueta hecha, generalmente, en metal, madera o marfil, aunque pueden combinarse otros elementos nobles. En su efigie figura una imagen o signo en relieve grabado, esmaltado o nielado con un asa en su parte posterior. Habitualmente esta figura presenta una decoración sacra con una escena del evangelio o representación del algún santo. En forma, pueden adoptar formas diferentes: ovaladas, mixtilíneas, circulares o arquitectónicas. A veces, los portapaces son concebidos en forma de pequeños retablos.

La función que poseen es la de «transmitir la paz a los fieles antes de la comunión. Los sacerdotes o sus acólitos acercaban el portapaz a éstos, a las primeras bancadas si la misa era solemne y por lo tanto multitudinaria, dando a besar la imagen del pequeño retablo, de ahí que se le añada un mango o asa posterior. La costumbre del ósculo de la paz deriva de la tradición hebrea, y fue adoptada por el cristianismo en la liturgia eucarística como gesto de comunión fraterna antes de acercarse a recibir el cuerpo y la sangre de Cristo. Durante los siglos XV y XVI, Valladolid fue el centro platero que más se distinguió en su fabricación, con un tipo de hornacina, entre contrafuertes muy complejos, que cobija una escena de figuración y un remate aéreo de arcos conopiales y tracerías».

Hoy en día, la Hermandad de la Virgen de la Aurora ya no dispone del mismo en ceremonia religiosa alguna, el paso del tiempo y la adaptación en la liturgia ha hecho que la pieza sea utilizada solo durante la Estación de Penitencia de la Hermandad. La pieza es portada por un nazareno que, junto al portapaz, lleva un pañuelo que hace recordar que se debe besar en señal de bienvenida; fuentes de la propia Hermandad ven ese símbolo de llegada y saludo en la bienvenida oficial que la Hermandad produce, durante el Jueves Santo, en la Carrera Oficial, por ello esta insignia se dispone junto al libro de venias en el orden procesional, acudiendo la Hermandad en representación a pedir venia de paso con estas dos insignias.

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El portapaz de la Hermandad del Señor del Perdón y la Virgen de la Aurora del Albaicín, donado a la Hermandad por el Mayordomo Mayor Honorario Armando López Murcia y realizado por el orfebre granadino Antonio Vílchez Arcos, es una de las piezas procesionales más curiosas que posee la Semana Santa de Granada, más allá de por su valor artístico, por el valor simbólico que representa que la convierte en una pieza única en los cortejos procesionales granadinos.

AA.V.V. Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua

AA.VV. (2007). Ceremonial de los Obispos. Madrid: CEE.

Web Oficial de la Cofradía de la Aurora [Consultada el 31-12-2020]

Web Tesauros [Consultada el 31-12-2020]