La corona de Coronación canónica de la imagen de Nuestra Señora de la Soledad de Granada
D. José Cecilio Cabello Velasco
(Fotografía: Archivo de la Hermandad de Soledad y Descendimiento)
La corona, símbolo de poder y autoridad desde tiempos prehistóricos, tiene sus raíces en representaciones de cuernos y rayos, denotando poderes sobrenaturales. Inicialmente hechas de cuernos, simbolizaban energía espiritual emanando de la cabeza. Con el tiempo, esta representación evolucionó hacia halos luminosos asociados a figuras religiosas. En la tradición cristiana, desde el Concilio de Éfeso en 431, la Virgen María ha sido venerada como reina y representada con una corona regia. Esta devoción se materializó físicamente al coronar sus imágenes a partir del siglo XVI. Las coronas, con componentes como el aro y la diadema, reflejan santidad y poder, y su diseño busca equilibrar dignidad y sobriedad.
En 1885, Granada sufrió una epidemia de cólera. En respuesta, jóvenes católicos erigieron un altar para la Virgen de la Soledad, buscando su intercesión. Decidieron coronar a la Virgen como muestra de devoción y gratitud. Cuando la epidemia remitió, expresaron su gratitud con actos litúrgicos. El 1 de noviembre, en el Monasterio de Santa Paula, se celebró un evento de acción de gracias que incluyó la presentación y bendición de la corona, un regalo de los ciudadanos en agradecimiento por la protección de la Virgen.
En este contexto, la Corona con la que el 1 de noviembre de 1885 fue coronada litúrgica y devocionalmente por el pueblo de Granada la venerada imagen de Nuestra Señora de la Soledad, y con la que ha sido recoronada canónica y pontificiamente el 1 de noviembre de 2022, en nombre y con la autoridad de S.S. Francisco por decreto expedido por el Dicasterio del Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, es una corona de tipo imperial, que se compone de un sencillo aro con fondo de picado de lustre y elementos geométricos; crestería con puntas rematadas en flores, de donde parten las bandas hasta llegar a la base de la bola del mundo rematada con cruz, obra cordobesa, realizada por el platero José Cañete y contrastada por Antonio Merino Giménez y González de Aurioles, quien de 1881 a 1913 fue fiel contraste de la ciudad de Córdoba, y, por tanto, el oficial encargado de identificar la naturaleza de la pieza y de fijar que se ajusta a la ley. Las marcas, estampadas en el borde inferior derecho de la diadema, permiten la adecuada clasificación de la pieza, propia del eclecticismo de los talleres cordobeses de la segunda mitad del siglo XIX. La impronta o marca del platero José Cañete, citado por Dionisio Ortiz Juárez en su libro «Punzones de platería cordobesa», publicado en 1980, aparece en varias obras fechadas en este mismo período cronológico con la marca del contraste de A. Merino. Aún seguía activo en 1910, año en que figura en una relación de plateros cordobeses. Su marca J/CAÑETE aparece, además de en la corona objeto de nuestro estudio, en las siguientes piezas: una bandeja con el contraste Rafael de Martos, y la cronológica de 1872; unas tazas con Antonio Merino, fechadas en 1883 (ambas pertenecientes a una colección privada); un copón de 1883 en S. Andrés (Córdoba), un cáliz en el convento de Santa Teresa de Sanlúcar y varias piezas más en la provincia de Jaén.
No contamos, de momento, con datos documentales acerca de la llegada de esta presea a Granada, aunque sabemos que se trató de una donación por suscripción popular. Posiblemente – lo propongo como mera hipótesis – no fuera realizada ex profeso para nuestra Titular, pues desde que se toma la decisión de obsequiársela (18 de octubre de 1885) a la fecha en que se le impuso (1 de noviembre), no hubo tiempo de labrarla, y menos aún si se hizo en la vecina Córdoba, por lo que tal vez fue realizada con anterioridad, muy posiblemente en 1883, siendo adquirida por alguna platería o joyería granadina para su posterior venta. ¿Tal vez la de Enrique Muñoz, a quien durante algún tiempo se le atribuyó la autoría?
Las marcas que presenta nos ofrecen datos incontestables acerca de la adscripción de esta pieza.
La marca del fiel contraste es de forma rectangular con casetón en el centro de la parte superior donde se colocaría la marca cronológica; Antonio Merino Jiménez, fue fiel de contraste de la ciudad de Córdoba entre los años 1881-1913.
El aro basal del que nace el canasto al que se incorporan ocho imperiales, diadema, orbe y ráfaga, mide 17 cm. de diámetro y se adorna con rayas verticales sobre los que se alternan rombos y óvalos horizontales. Sobre él, 16 drapeados de los que nacen otras tantas palmetas u hojas de acanto, alternándose 8 mayores y 8 menores. De las mayores nacen los imperios adornados con medias perlas simuladas y flores que confluyen en el centro. Sobre los imperios laterales se desarrolla la aureola cerrada que parte de un cordón labrado sobre cinta lisa en la que se aprecia nítidamente el punzón y el sello de contrate. La superficie de la aureola está rayada en oblicuo y adornada de flores y medias perlas, y, en el centro, un orbe simulado. Se cierra en la parte superior con 14 eses, de las que arranca la ráfaga compuesta por 12 palmetas rematadas por sendas estrellas de seis puntas separadas entre sí por otros tantos haces de rayos de luz. En el centro, una cruz simétrica, también de hojas de acanto.
La corona de la Virgen de la Soledad no tuvo originalmente adorno alguno en pedrería, sino solo la plata en que fue labrada y repujada, por lo que la Hermandad, con motivo del Reconocimiento Canónico de aquella Coronación Litúrgico-devocional, ha encargado al orfebre Alberto Quirós Fernández la restauración, replateado y enriquecimiento con una respetuosa y discreta intervención consistente en añadir algunos detalles de joyería con circonia y ónix negro en boceles simples, hojas de acanto y doce finas estrellas de seis puntas sobre las originales de la ráfaga. Al orbe simulado se le añaden las bandas con discretea pedrería, y a la cruz simétrica que lo remata se le añade un bocel con piedra ovalada en el centro y ocho rayos flamígeros. Por último, con el fin de dar la impresión de que el canasto parezca un poco más alto, sin en realidad alterar su tamaño, se le han acoplado unas pequeñas guirnaldas entre los imperiales. Mide la presea 46,5 cm. de ancho por 37 cm. de altura.
Material: plata en su color, ónix negro y circonia.
Marcas: en el filo de la base: León rampante girado hacia la izquierda inscrito en un escudo conopial; A la izquierda, la marca del fiel contraste es de forma rectangular con casetón en que aparece A.MERINO, y en el centro de la parte superior, la marca cronológica 83, y a la derecha, en otro casetón, aparece, un poco borrosa, CAÑETE, y en el centro de la parte superior, J, marca del platero.
MARCAS DE CÓRDOBA
LOCALIDAD (León rampante girado hacia la derecha enmarcado en un escudete).
CAÑETE, JOSÉ
Platero, variante J/CAÑETE aparece junto al león y la marca del contraste Antonio Merino Giménez MERINO.
MERINO JIMÉNEZ, ANTONIO
Contraste activo entre 1881-1913. Su marca aparece junto al León y a la del platero José Cañete J/CAÑETE
Ficha técnica
Nombre de la pieza
Corona de coronación
Nombre genérico
Corona
Autor
José Cañete
Fecha de realización
1883
Restaurador y enriquecedor
Albero Quirós Fernández
Fecha de restauración y enriquecimiento
2021
Fiel Contraste
Antonio Merino
Materiales
Plata en su color y pedrería
Técnica
Orfebrería
Medidas
37 cm. altura, 46,5. cm. anchura y 17 cm. diámetro del aro
Descripción
La corona en cuestión es una magnífica pieza de tipo imperial, con una estética que refleja el eclecticismo de la segunda mitad del siglo XIX. Esta presenta un aro sencillo con picado de lustre y detalles geométricos. La crestería, con puntas que terminan en flores, desciende en bandas hasta la base de la bola del mundo, que culmina con una cruz. Los imperios se intercalan con detalles de medias perlas y flores que convergen en el centro, donde destaca un orbe simulado adornado con flores y medias perlas. Un halo radiante circunda la pieza, adornado con rayas oblicuas y estrellas. La ráfaga se compone de palmetas rematadas con estrellas de seis puntas.
Originalmente, la corona fue labrada y repujada únicamente en plata. Sin embargo, en la restauración de 2021 realizada por el orfebre Alberto Quirós Fernández, se incorporaron elementos adicionales. Estos detalles incluyen circonia y ónix negro en sencillos biseles, hojas de acanto y estrellas finamente detalladas. Se añadieron también adornos a la cruz simétrica y pequeñas guirnaldas entre los imperiales, dando una sensación de mayor altura sin modificar su tamaño real.
El resultado es una corona de 46,5 cm de ancho por 37 cm de altura, hecha principalmente de plata, enriquecida con circonia y ónix negro. Las marcas en la base de la corona atestiguan su autenticidad, mostrando sellos de contraste y el distintivo del platero José Cañete.
Bibliografía
- Crespo Muñoz, F. J., & Crespo Guijarro, A. S. (s. f.). Proceso de Coronación de nuestra Señora de la Soledad de San Jerónimo.
- Córdoba Salmerón, Miguel. 1885. Corona nueva y salida extraordinaria de Nuestra Señora de la Soledad de san Jerónimo. Gólgota. Boletín de la Federación de Cofradías de Granada. Número 31- marzo 2006.
- Garrido Neva, Rocío. Platería y plateros en Sanlúcar de Barrameda. (S. XVI-XIX) Tesis doctoral.
- Anguita Herrador, Rosario. De oro y Plata, Tesoros de la platería giennense fuera de la provincia. Universidad de Jaén. 2019.